domingo, febrero 28, 2010

[JdR25] La Noche de Brumas

Se acaba el mes, y aquí va mi nueva entrega. Un pequeño descanso de los comentarios sobre los Secretos de Tesla, y retomamos el taller. Un poco más y se me pasan las fechas, se me había olvidado por completo que el 28 era el ultimo día.


NOCHE DE BRUMAS

Hay quien dice que la vista más impresionante de Espolón solo puede contemplarse en la Noche de las Brumas, y a varios kilómetros de distancia mar adentro.

En un día despejado, cuando las naves divisan por primera vez tierra, la costa tiene una forma abrupta y salvaje, y la Torre de las Eras puede distinguirse parcialmente en el horizonte, casi como un faro, y el resto de Torres Dragón van apareciendo poco a poco, aun hoy en día los principales bastiones de la ciudad y unas obras de arquitectura que ya hace siglos que son imposibles de replicar.

Sin embargo, cuando uno se encuentra en alta mar en la Noche de las Brumas, algo pasa que transforma por completo el paisaje, al menos a simple vista. La costa parece difuminarse, y los escarpados acantilados pierden su forma. La Torre de las Eras parece girar sobre si misma, y las Brumas parecen cobrar vida, iluminando la noche con formas extrañas. Hay quienes aseguran que la roca parece hacerse una con la Bruma, como si las Brumas fueran la carne y la piel que poco a poco se extiende por todo el esqueleto del Primer Dragón.

Cuentan las leyendas que Espolón fue construido en el lugar donde el Primer Dragón sucumbió a los Diez, tras lo que su cuerpo se convirtió en roca y vegetación. Dicen que todo su ser se fosilizo y dio lugar a las múltiples razas que habitan el mundo. Algunos aseguran que en algún lugar de las Venas, la extensa cadena de cavernas y grutas que atraviesan toda la zona, se encuentra aun el corazón vivo del Primer Dragón, que aun no se ha convertido en roca, y que cuando llega la Noche de las Brumas su corazón vuelve a latir con fuerza, y la roca tiembla y se retuerce, como si intentara despertarse de un profundo letargo.

La imagen de un dragón cobrando vida puede parecer aterradora desde alta mar, pero aquellos que viven un tiempo en la ciudad saben que estar dentro de la misma esa noche puede ser mucho peor. Las Brumas inundan cada rincón de la ciudad, cada callejón, cada torre... Y no están vaciás.

Los cielos se llenan con el estruendo de cientos de pájaros batiendo sus alas, y en las calles se oyen susurros allí donde vayas. Esa noche todas las puertas están cerradas con conjuros que ahuyentan a los espíritus mediante hechizos que solo pueden ser usados cuando las Brumas se levantan. Nadie sale a la calle hasta que las Brumas abandonan la ciudad, bajo riesgo de quedarse atrapado para siempre en ellas. Solo un loco se adentraría en la Bruma esa noche, en lugar de protegerse en la seguridad de la cárcel en la que se convierte su vivienda.
Y son los locos los que susurran...

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